martes, 6 de abril de 2021

RUTA DEHESA Y BOCATA EN EL CAMPO (3 ABRIL2021)

Pareciera como si el 2020 hubiese quedado en una especie de vida en la neblina, a la espera de que un superhéroe nos sacara de esta pesadilla mundial que aun no nos deja recobrar el aliento, y la ilusión de volver a lo que quizás antes llamábamos vida, y que ahora cuando las aguas vuelvan a ser mansas, llamaremos VIDORRA. 
Así somos los animalitos de 2 patas, rascamos la felicidad en base a la infelicidad, parece que necesitáramos esas dosis de amargura o menor vida para darle el verdadero valor al respirar de cada día. Quizás, debiéramos ponernos como tarea un curso interminable donde cada salida de sol lleváramos nuestra atención a las tantísimas cosas agradables que nos rodean. A excepción de muchas personas (que muchos de nosotros ni conocemos) el resto somos fundamentalmente casi todo el rato afortunados, así que sin pensar mucho en lo que globalmente todo esto cambiará o no cambiará al colectivo humanil, porqué no nos proponemos respirar cada día aires de buena vida, que es lo que mayoritariamente tenemos.

Y enlazando con esa buena vida, qué podemos decir de esos momentos en los que aun con poco roce, el compartir se convierte en aire fresco que depura nuestro cuerpo-mente, y nos devuelve por unos instante al gozo de disfrutar en buena compañía de un campo verde, algún espárrago triguero, unas inesperadas ovejas a la moda, y un bocata y picoteo variado, y lo que es más importante, un intercambio de vivencias que hacen una puesta a punto de unos cuantos meses de ausencia, ausencia que cada uno ha vivido desde su soledad acompañada o no, pero sobre todo de las sensaciones que produce situaciones tan extremas que nos acercan a la añoranza de lo que realmente amamos, y nos apuntan datos de un pasado, presente y futuro, que en muchos casos hará un replanteamiento de la forma de vida. Qué más se puede pedir a una pandemia y qué más se puede agradecer a una vida.  

Hacía ya casi 5 meses que no volvíamos a encontrarnos, o al menos una gran mayoría. Como las cosas siguen estando complicadas, el campo siempre es una gran opción para disfrutar del aire fresco con más tranquilidad. Nos hubiese encantado hacernos una rutita por la sierra madrileña, pero por evitar la gran afluencia de personas que se estaba dando estos días festivos, decidimos una campo más cercano como la Dehesa en San Sebastián de los Reyes, donde no tendríamos problema de aparcar y los senderos son fáciles para estos cuerpos que últimamente están vaguetes en lo que a subir montaña se refiere jejeje.

Pasamos una mañana espléndida, el tiempo nos aguantó como si de un hechizo se tratara, perfecto para caminar, comer nuestro bocata tirados en el campo  y culminar con un refresquito que cargó el cielo de agua para poner punto final a un día bien aprovechado.

Sobra decir que siempre es un placer vivir estos momentos que enriquecen la vida, que tienen un poder curativo con una inercia potente que llena de perfume el frasco de cada uno, para que cada cual pueda seguir rociándose a capricho.   

A los que no pudisteis, se os echó mucho de menos, aunque se os envió la muestra con todo el aroma e intensidad que allí hubo, para poder reconoceros en nuestro próximo encuentro.

Hasta la próximo amoresssss