Hacía ya siete meses desde la última casa
rural, y aunque ha habido encuentros desde aquel curioso marzo impregnado de
juego de tronos, ninguno de más de un ratito, y ya estos cuerpos estaban
pidiendo dormir bajo el mismo techo, y menudo techo cargado de sorpresas y emociones
difíciles de olvidar.
Seguramente sea el fin de semana con mayor
número de acontecimientos importantes que hemos tenido nunca, quien lo iba a
decir, cuando en apariencia todo apuntaba a un fin de semana con las habituales
comilonas ricas, aderezadas de esas rutitas camperas que regulan la báscula, y nuestro
usual guateque mejorado con nuestro DJ Jordino.
Pues bien, hoy le toca narrar el relato a una
de las protagonistas, y le va a costar contar los acontecimientos vividos.
Aún, impregnada de la emoción, y acentuada por
el habitual repaso fotográfico para escoger algunas fotitos para colgar en
nuestro blog, cuesta dejar de reír y de sentir una sensación de bienestar y
enorme agradecimiento por haber tenido la suerte de encontrar a personas tan
maravillosas como las que forman este grupete.
Es difícil hacer un resumen de todo, sin dejar
en el tintero detalles preciosos que quedarán siempre en nosotros, pero la cosa
sería más o menos así; a escondidas, y tramado desde un subgrupo whasap en el
que la parejita protagonista no estaba, estos bichejos fueron organizando el bodorrio
del año, sí, como suena, la boda del año pasado jejeje, porque es cuando realmente
sucedió, pero a falta del festejo y habiendo quedado el asunto en una simple
firma ante notario, sin dar oportunidad a la celebración pertinente y sin saber
muy bien ni siquiera como dar la noticia al grupo, el tiempo fue pasando, hasta
que no hace mucho soltamos la bomba, y clarooooo a ver qué pasaba con la fiestuki
de celebración¡¡¡, pues bien, ahí se quedó todo, a la espera del ya si eso….
Pero sin esperarlo y sin la más mínima sospecha
por parte de esta parejita, los bichejos tramaron a nuestras espaldas una
celebración con todo lujo de detalle. Nos ataviaron con los respectivos trajes
de novios, quien iba a imaginar que una sábana, unas flores y adornos diversos
podrían dar tal originalidad y elegancia al evento. Pero no se quedó sólo en
eso, sino que iba acompañado de una espectacular puesta en escena donde no faltó
detalle; ese cura y monja que hicieron posible la ceremonia religiosa, esos invitados
vestidos con todas sus galas camperas, el famoso DJ Jordino con esa música
celestial, y ni que decir de esa impostora embarazada que acusaba al novio de
ser padre de Juanito, cuando es bien sabido por el pueblo, que sólo tiene
ojitos para Willow.
Fue la boda más bonita de la historia, pero lo que
más nos queda, es pensar en la suerte que tenemos por compartir parte de
nuestras vidas con estos corazones gigantescos, y no son simples palabras, son
hechos que se ven en cada detalle, y no sólo en los compartidos, sino en
aquellos que forman parte de la vida individual de cada uno de ellos. Porque
con grandes corazones se pueden hacer grandes cosas, tan grandiosas como tener
la enorme bondad de formar parte de proyectos que implican donar parte de tu
vida para el cuidado de otro. Pronto podremos seguir jugando como niños.
En ese cajón con olor a jabón de la infancia,
quedarán guardados para siempre recuerdos tan bonitos como los allí vividos.
Se echó en falta a algunas parejitas, aunque
tuvimos la suerte de la visita inesperada de nuestra querida rubia dicharachera
que nos acompañó el domingo.
Como siempre cerramos una quedada y abrimos la
siguiente, pronto será momento de disfrutar de nuestro encuentro navideño, pero
ya estamos con vistas de volar más alto, o quizás navegar más lejos….