Estrenamos la primavera en uno de nuestros
lugares preferidos de la Sierra Madrileña, La
Pedriza, es sin dudarlo aquel lugar donde el tiempo se detiene, dando paso
a la imaginación perdida entre sus mágicos senderos llenos de hechizo, que
gracias a la unión de una impresionante arquitectura natural, lleva al disfrute
tantas veces como uno quiera sin tener la sensación de que ya estuvo allí. La
mirada puede perderse en busca de sus múltiples formas dando rienda suelta a
infinidad de esculturas fantasiosas que simulan todo aquello que uno quiera ver.
Las nieves caídas recientemente hicieron
disfrutar de un paisaje digno de los lugares más bonitos que muchos hemos visitamos
en tierras más lejanas, es fácil preguntarse porque como humanos tendemos a
apreciar aquello que está menos al alcance de nuestra mano (en este caso de
nuestra mirada), y normalizamos, e incluso a veces ni siquiera vemos aquello
que está delante de nuestra nariz.
Que delirio disfrutar de La Pedriza en su
esplendor, con su copas vestidas de blanco, arropada por sus singulares piedras,
y con su agua brotando como lagrimas de felicidad por tan buena suerte de verse
bañada por tanta riqueza, o quién sabe, quizás eran lágrimas de tristeza, por
quienes a otro puerto navegan en busca de sentirse envueltos de ese lecho hermoso
que da una buena familia. Sea como fuese, la belleza seguía ahí, y de ella nos
impregnamos para sentirnos vivos y vitales para lo que el día nos deparaba.
Día que se hizo fabuloso disfrutando de este
encuentro entre estos amig@s por los que van pasando los años en su plena
juventud, juventud a la que tuvimos que recurrir para tirar bien de piernas
para la sobredosis inesperada de una buena aventura.
No sabemos si fue la magia del lugar o quizás las ganas que teníamos de vernos y disfrutar de la naturaleza, pero la sensación con la que se da fin al día, es de pura felicidad.
Estos son los momentos por los que la vida
merece la pena, y a pesar de que vosotros, sí, esa parejita tan fabulosa que
vino, se quedo y ahora toca marchar, y que aunque quizás sea la última vez que
camina a nuestro lado por estos senderos, NUNCA
SE MARCHARÁ DEL CAMINO DE NUESTROS CORAZONES.
No nos pongamos tristes, que ya tenemos fecha para la gran despedida, o mejor vamos a llamarlo, cambio de ubicación, ¿que son unos kilómetros arriba?